En mayo 19 de 2029, bajo la primera administración del Presidente Donald Trump, se firmó una orden que ordenó la prohibición de comercialización de todo producto estadounidense a la firma china Huawei, la cual de paso, fue ingresada a la mal denominada «lista negra» y con ello, fue impedida de acceder a nuevas tecnologías y perder los servicios de Google, claves para los usuarios de teléfonos inteligentes.
Huawei sufrió las consecuencias de esta medida y sus ventas cayeron dramáticamente, quedando relegada como un fabricante menor, y ni siquiera las ventas en China pudieron mantenerla, siendo el propio gobierno de Xi Yinpin quien dio el respaldo a la firma y etiquetarla como «Empresa estratégica».
El gobierno chino en el intertanto ha invertido cerca de US$40 mil millones no solo en sostener a Huawei, sino que en invertir en empresas de tecnologia, como es el caso de SMIC, el fabricante de los chips Kirin de Huawei y en una docena de otras firmas relacionadas para lograr avanzar en el ámbito de la tecnología pese al veto estadounidense.
Huawei ha demostrado, junto a toda la industria china que pese a todo, puede seguir subsistiendo, con los subsidios del Estado, pero demostrar de paso, que hay capacidad para crear herramientas y ser competitivos, por ello, lo ha demostrado con sus teléfonos recientes y su sistema operativo HarmonyOS.
Ahora, con el regreso de Donald Trump investido como el Presidente numero 47 de EE.UU, las primera señales y estrategia del gobernante, apuntan a ser más negociador, y lograr un acuerdo con China para competir de igual a igual sin que por ello, se deba recurrir a una subida desmedida de aranceles.
Si Trump ya está resolviendo el tema de la popular aplicación Tik Tok que entretiene a cerca de 200 millones de estadounidenses, es altamente probable que se revise la situación de Hauwei, pese a que el presidente saliente, Joe Biden firmó a última hora, nuevas sanciones, las cuales de seguro, serán canceladas.
Este es probablemente el momento clave para que de una vez, se levanten las restricciones a la firma china, pues si por un lado EE.UU lucha por la igualdad, libre mercado y libertad, entonces, que se compita sin vetos y sin restricciones, pues en pleno siglo XXI no pueden aplicarse políticas naftalínicas deplorables y que al final del día, no han servido de nada.
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