Pese a establecer una nueva estrategia y basándose en gran medida en los nuevos procesadores de la compañía, que irían directamente a competir contra AMD y los Silicon de Apple, el CEO de Intel ha renunciado a la compañía, ante un escenario cada vez más complejo.
Y pasó lo que tenía que pasar.
Pat Gelsinger ha renunciado menos de cuatro años después de tomar el mando de la compañía, entregando el control a dos ejecutivos de manera interina mientras se busca un reemplazo permanente.
Gelsinger, que renunció el 1 de diciembre, dejó la compañía antes de completar un ambicioso y costoso plan de cuatro años para restaurar el liderazgo de la compañía en la fabricación de los chips de computadora más rápidos y pequeños, una corona que perdió ante TSMC, que hace chips para rivales de Intel como Nvidia.
Bajo el mandato de Gelsinger, Intel, que fue fundada en 1968 y durante décadas formó la base del dominio global de Silicon Valley en chips, se ha marchitado a un valor de mercado más de 30 veces menor que Nvidia, el líder en chips de inteligencia artificial.
Gelsinger ha asegurado tanto a los inversores como a los funcionarios estadounidenses, que están subsidiando el cambio de Intel, que sus planes de fabricación siguen en marcha, pero no fue argumento suficiente pues los inversionistas y accionistas quieren resultados en el corto plazo y no en el 2026.