Mario Romero.- Un reporte de Bloomberg señala que Apple acepta dispositivos más antiguos de los usuarios para canjearlos y reciclarlos y por cierto, muchos de estos dispositivos siguen funcionando perfectamente y podrían borrarse fácilmente y revenderse en el mercado de segunda mano.
Pero lo que hizo la compañía fue pagarle a un contratista externo conocido como GEEP para que destruyera más de 250 mil de ellos por año, pero fueron robados y enviados a China.
Apple demandó a la empresa en cuestión, pero todo quedó en nada y el informe sugiere que esto es para evitar admitir públicamente que ordena la destrucción de dispositivos perfectamente utilizables, en marcado contraste con la postura medioambiental de la empresa.
Si el fabricante del iPhone lo admitía, su discurso de respeto por el medio ambiente se va literalmente a la basura.
Apple envió al GEEP más de 530.000 iPhones, 25.000 iPads y 19.000 Apple Watches.
La implicación es que los casos expondrían el hecho de que Apple desecha cientos de miles de dispositivos utilizables porque menos productos en el mercado usado significa más demanda de nuevos.
La paradoja es que Apple estaba obligando a un socio de reciclaje a destruir decenas de miles de iPhones que aparentemente estaban en óptimas condiciones para su restauración.
Además ese mismo año, Apple se había comprometido públicamente a lograr una neutralidad de carbono del 100 % en todo el ciclo de vida de su producto para 2030 y especificaba en un informe medioambiental que “la reutilización es nuestra primera opción”.
La destrucción, dijeron los críticos, contradecía el marketing ecológico de Apple y probablemente era una forma de evitar que el hardware usado más barato interfiriera con las ventas de nuevos productos.
Apple se negó a comentar sobre los detalles.
