Mario Romero.- Si tienes a Martin Scorsese y Steven Spielberg a tus espaldas …nada debería salir mal… pero el problema es Bradley Copper como Director de «Maestro» una biopic sobre la vida y obra del músico Leonard Berstein… donde todo no sale bien.
Los fallos estructurales de la película golpean el seguimiento lineal de un relato confuso, ambiguo.
Grandes metrajes de las dos horas y algo más del filme, están hechos en blanco y negro y en formato 4:3. Para qué? Por qué?
Hay trozos a 16:3 en color y nada de nada, justifica ese recurso pues en un relato veloz, donde los hijos crecen velozmente, el espectador debe asumir que ya se casaron, que la bisexualidad del director de orquesta está asumida.
La actriz que secunda a Copper, Carey Mulligan salva la película aportando el dramatismo que ya un pobre guión no es capaz de sostener y que para colmo, a Cooper le queda tan grande como la nariz postiza de su personaje, terminando en un recurso de telenovela turca.
Reglón aparte e imperdonable, es el hecho de que Berstein alabó y dedicó su histriónica manera de conducir una orquesta en base a su pasión y admiración por Mahler. Acá, salvo la puntada final, no vemos continuidad (otra vez) en el relato.
Si Scorsese y Spielberg estaban detrás de Copper y con Netflix poniendo el financiamiento, nos queda claro que no es garantía de nada.
Por lo pronto, Nolan y su Oppenhemeir pueden estar tranquilos, pues «Maestro» no es amenaza, no es una gran película y queda pendiente de dar explicaciones. Cooper deberá seguir estudiando de cómo se debe hacer buen cine.
La película ya cuenta con 4 nominaciones al Globo de Oro, algo que no da ninguna garantía de calidad.
