Las redes se han desplegado en bandas de frecuencia que se han licenciado por medio de procesos de licitación pública como ocurrió con Chile y Brasil, pero también existen casos en los que los gobiernos autorizaron cambios a licencias preexistentes de espectro para permitir nuevos servicios inalámbricos como ocurrió en Perú y Uruguay.
Dado que el desarrollo de 5G coexiste con la operación de redes 4G y anteriores, es clave poder ordenar de la mejor forma técnica posible las bandas de frecuencia aptas para el desarrollo de estas nuevas redes.
En términos generales, los países de América del Sur consideran espectro de las bandas de 3,5 GHz y 26 GHz como bandas de espectro para el desarrollo de 5G, pero en la planeación del uso del espectro se distinguen otros rangos, como 600 MHz, 700 MHz, la Banda L, 2,3 GHz, 2,5 GHz y 28 GHz, dependiendo del país.
Fabricantes de tecnología y operadores de red han realizado una variedad de pruebas 5G en Sudamérica para demostrar nuevos casos de uso que abarcan, como son los campos de educación a distancia, telemedicina, redes privadas para uso industrial, comunicaciones multimedia en tiempo real, gaming, ciudades inteligentes y realidad virtual.