Huawei y ZTE no solo enfrentaron la prohibición de vender sus teléfonos o acceder a licencias de empresas de Estados Unidos, sino que además de ello y bajo la etiqueta de «peligro para la seguridad nacional», no pueden ofrecer servicios de infraestructura de redes en ese país, por lo que toda la telefonía rural de EE.UU debió repensarse e implementar torres y cables desde cero.
Una tarea maratónica, para lo cual se han destinado miles de millones de dólares, en lo que el gobierno ha llamado «fondos de extracción y reemplazo» y que no es más que sacar todo el cablerío «del enemigo» y reemplazarlo por otros proveedores.
MÁS CARO EL REMEDIO QUE LA ENFERMEDAD?
Pero todo indica que el proceso no solo será lento, sino que mucho más caro de lo pensado y varias empresas del rubro están haciendolo saber.
Un caso que destaca es el del proveedor Blue Mountain Networks, que ofrece servicios de banda ancha en Walla Walla, Estado de Oregon, el cual le ha comunicado ha sus contratistas que los fabricantes de productos inalámbricos habían aumentado considerablemente sus precios, algunos hasta en un 40 por ciento.
Todo hace pensar que al final del día, los esfuerzos del gobierno de EE.UU para librar al país de la infraestructura de telecomunicaciones fabricada por Huawei y ZTE, en algo aún peor dejando de manifiesto que el atraso de ingeniería estadounidense, la merma de competitividad hoy les pasa la cuenta.
Y es un problema que enfrentan cerca de 40 operadores de telecomunicaciones rurales a los que el gobierno federal ordenó el año pasado que retiraran cualquier equipo de Huawei y ZTE.
Formalmente conocida como el «Programa de reembolso de redes de comunicaciones seguras y confiables», la iniciativa de extracción y reemplazo entró en vigencia en marzo de 2020 en las postrimerías del gobierno de Donald Trump, quien destinó fondos por cerca de US$2.000 millones, con la aprobación del Congreso.
El programa ha avanzado bajo la presidencia de Joe Biden y la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) comenzó a aceptar solicitudes de reembolso el 29 de octubre, cuyo fondo cubrirá los gastos de los operadores con menos de 10 millones de usuarios para eliminar y reemplazar los productos Huawei y ZTE comprados antes del 30 de junio de 2020, incluidos los costos laborales.
Se estima que más de 30 de estos operadores rurales que tienen la menor cantidad de conexiones de banda ancha disponibles se verán afectados y están luchando contra la instalación lenta de nuevos sistemas para mantener sus negocios habituales porque tienen que desviar recursos para los cambios.
Ahora enfrentan retrasos significativos y enormes aumentos de precios para nuevos productos, todo en medio de una escasez de mano de obra.
«Literalmente estamos reemplazando unidades Huawei con nuevos equipos que tienen componentes chinos en estos momentos….en el fondo estamos reemplazando un producto chino por otro y la única diferencia es que el reemplazo no tiene la etiqueta china en el exterior».
Jim Kail, director ejecutivo de Laurel Highland Total Communications Pennsylvania
Por su parte, Jim Lewis, director del programa de política tecnológica en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos con sede en Washington, dijo que no cree que los productos ensamblados en China o que contengan componentes chinos conlleven los mismos riesgos.
«El tema no es el Hecho en China… sino el Está conectado con China».
Fuentes : SMCP, Reuters, The Oregonian, AFP.