Cuando nos bombardean con conceptos como IoT, domótica, casa inteligente y un sin fin de nuevos nombres, el usuario común y corriente va lentamente aprendiendo, consultando e involucrándose en aplicar en su entorno y en la medida que su bolsillo lo permita, estos cambios conceptuales, hábitos de vida, tal como ocurrió cuando pasamos de reemplazar la ampolleta clásica de hilo por las LEDs, que hoy iluminan casi el 100% de los hogares.
Pero ya no es solo optar por una luz día o luz cálida, sino que la tecnología de ampolletas LEDs ahora nos permite acomodarnos a tonos de colores, en un abanico de opciones que simplemente se manejan con un par de apps, desde el teléfono mismo, ya sea Android o un iPhone y probamos qué tal operan las Philips Bloom para contar la experiencia.
La estética es moderna, con una base de donde sale el cable que va a la toma de corriente, que bien podría haber optado por un diseño donde el cable saliese del pequeño y discreto cuello, de una forma que permitiese por una base más larga, pero para posarla sobre la mesa de noche, un escritorio o en la cocina, es de una simpleza máxima.
Su diámetro es ideal para espacios más íntimos, sean de trabajo o no, pues todo el «ambiente» lo dará el tono que el usuario le de, desde su teléfono, con un verdadero pantone de tonos, cálidos, fríos, rosas, magentas y un largo etc que se entienden de maravillas gracias a una app gratuita que funciona al 100%.
Otro atributo destacable es que nos permite controlarla con una pequeña instrucción de voz, pues interactúa con el asistente de voz Alexa de Amazon y el asistente de voz de Google. Aún falta para que se entienda con Siri.
La Philips Bloom, de la familia HUE es una interesante apuesta que va más allá del rol de iluminar, sino que hay diseño, hay color y no voz para su control.