La «asiática-dependencia» de EE.UU en cuanto a ensamblaje de productos, producción de chips, armado de equipos y un largo etc, les está pasando la cuenta, más allá del fallido «Make America Great Again» que no pasó de un slogan que intentó manejar un patriotismo poco práctico en tiempos de globalización.
EE.UU perdió la carrera de la ingeniería de redes, Huawei es el más relevante del sector y tras ellos, firmas europeas como Ericsson o Nokia, y con la crisis de chips para diversas actividades productivas claves para mover la economía del país, la semana pasada los principales fabricantes de chips estadounidenses, Intel, Qualcomm, AMD y Micron pidieron ayuda al nuevo gobierno.
Ahora el gobierno responde y ya se sabe cómo vendrá la mano pues la administración del Presidente Biden planea revisar las brechas en las cadenas de suministro y fabricación nacionales que están dominadas o atraviesan «naciones que son o pueden volverse hostiles o inestables».
Si bien no semenciona a China, es probable que la instrucción sea en gran parte un esfuerzo para determinar qué tan dependientes son la economía y el ejército de Estados Unidos de un grupo crítico de exportaciones chinas.
Biden dijo a principios de este mes que se está preparando para una «competencia extrema» con China.y existe una orden ejecutiva pendiente como uno de los primeros esfuerzos tangibles de la administración para evaluar y apuntalar los intereses comerciales y de defensa estadounidenses a través de una revisión exhaustiva del origen de las materias primas clave.
La revisión se llevará a cabo en dos partes, cuya primera fase comprenderá una revisión de 100 días de las cadenas de suministro de artículos de alta prioridad como semiconductores, baterías y suministros médicos. La segunda fase ampliará la revisión a sectores, incluidos salud pública, energía y transporte.