Una escasez mundial de chips inducida por los efectos de la pandemia sigue afectando la producción del iPhone 12, a pesar de las ventajas de Apple como «empresa prioritaria» por su volumen y relevancia para muchos de sus proveedores pero que hasta ahora, se ha visto afectada por la escasez de chips de energía y componentes LiDAR, y se teme que la situación pueda ser peor.
Por su parte, la industria automotriz se ha visto particularmente afectada, con la falta de semiconductores, lo que ha provocado una pérdida de ventas estimada en US$61 mil millones y los expertos ahora temen que el impacto en el sector de la electrónica de consumo podría complicarse en las proyecciones de los próximos meses.
Bloomberg informa que la crisis del coronavirus creó una tormenta perfecta de oferta reducida y aumento de la demanda y según el análisis, las primeras alertas de problemas surgieron hace casi un año, en la primera y más dura etapa de COVID con los primeros atisbos de una pandemia, que primero eliminó la demanda y luego Internet y los dispositivos móviles sobrecargados sostuvieron la actividad, cambiando el escenario para siempre.
Ese cambio radical, en un lapso de meses, generó la escasez potencialmente más grave en años de los semiconductores que se encuentran en el corazón de todo, desde teléfonos hasta automóviles y televisores
La pandemia de virus, el distanciamiento social en las fábricas y la competencia creciente de tablets, portátiles y autos eléctricos están causando algunas de las condiciones más difíciles para el suministro de componentes de teléfonos en muchos años”
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Se estima que los precios de los componentes clave de los teléfonos inteligentes, incluidos los conjuntos de chips y las pantallas, han aumentado hasta un 15% en los últimos tres a seis meses siendo el sector automotriz el más afectado, porque recortaron pedidos cuando golpeó la pandemia, anticipando que pocas personas comprarían autos durante cuarentenas y esperando poder aumentar los pedidos una vez que se recuperara la demanda.
Sin embargo, en el momento en que eso comenzó a suceder, los fabricantes de chips estaban a capacidad máxima para satisfacer la demanda de los fabricantes de teléfonos inteligentes, tablets y portátiles.
Cuando los fabricantes de chips operan a plena capacidad, la única forma de impulsar la producción es construir nuevas líneas o plantas de producción en un proceso que requiere de años, no es llegar y montar una planta en seis meses y los analistas ven que este escenario en el corto plazo no va a cambiar, e incluso podría complicarse.