El veto de EE.UU contra Huawei, que entre otras prohibiciones, le ha impedido competir por redes 5G en varios países ya sea por decisión directa o bien disuadidos por la administración saliente, y que ha impulsado a la surcoreana Samsung arremeter en un mercado en el cual, según las estadísticas, solo cuenta con el 2% del market share de telecomunicaciones a nivel mundial.
La surcoreana dio un salto cualitativo en este nicho de negocio al adjudicarse un contrato de 5G para el operador estadounidense Verizon por US$6.500 millones, y la disyuntiva es que debe proveerse de muchos elementos que son fabricados en China, por lo que el proceso de implementación, al menos en un comienzo, tome más tiempo de lo esperado.
Este hecho alertó a los operadores Telefónica de España y Orange de Francia, quienes han mantenido conversaciones con Samsung, tomando en cuenta que los sistemas de hardware de Huawei representan hasta el 50% de la arquitectura de red europea 4G y se esperaba que formaran la base para la infraestructura 5G ultrarrápida de próxima generación, junto con Nokia y Ericsson, pero es sabido que los operadores europeos están bajo una intensa presión por parte de EE. UU.
El mayor problema (de nuevo) para Samsung es que los operadores temen que sus productos no sean compatibles con las redes 4G existentes construidas por Huawei, y esto puede llevar a costos disparados si estos sistemas se desecharan por completo, en lugar de una simple actualización.
Samsung se defiende, insistiendo en que su equipo es realmente compatible con la infraestructura 4G existente, tomando en cuenta de que los operadores europeos ya han invertido miles de millones de dólares para desplegar redes de fibra óptica en el continente y, ciertamente, un despliegue extenso adicional de 5G afectará aún más sus capacidades de inversión.
Hasta ahora, el mayor operador de telefonía móvil de Europa, Deutsche Telekom, se mantiene reticente contra la surcoreana Samsung y duda que sea competitiva en el corto plazo y que no esté a la altura de competir contra Nokia y Ericsson en su propio terreno, ya que es posible que la empresa tenga que hacer más para estar a la altura como un competidor serio de estas potencias europeas.
