El ingeniero que se ha hecho famoso y popular por recorrer cuánta factoría hay en China buscando partes y piezas, donde se hizo conocido por armarse su propio iPhone y luego ir cambiandole su configuración como el almacenamiento y otras cosas, migró hace poco a un nuevo desafío como fue el armarse su primer teléfono Android.
Para la prueba eligió un Samsung S9+ (lleva año y medio en el mercado) y uno de los desafíos que ahora ha planteado en su canal es pasar la prueba de las máquinas de rayos X y determinar si acaso reconoce piezas que no son originales entre otras observaciones que no dejan de ser interesantes de analizar y de ver.
El precio que él pagó por su propio Samsung fue de solo US$249.- (CLP$179.990.- aproximadamente)
El ingeniero en el fondo, quería saber si era posible detectar la diferencia entre el teléfono Samsung Galaxy que se hizo en China y uno que compré nuevo en Best Buy y ambos lo puso en una máquina de rayos X para averiguarlo