Mario Romero.- Luego de la tormenta arancelaria con nuevos valores impuesta por el gobierno de Donald Trump y tras el descalabro inicial que arrastró a toda la industria tecnológica, incluyendo fabricantes estadounidenses, ha llegado una calma temporal, pero no por mucho tiempo.
Se espera que una revisión de números sobre los cuales Trump ha fijado los aranceles sea presentada en cualquier momento, mientras Apple, que se creyó podría zafar de este delicado asunto, no tiene garantizado esquivar nuevos costos, pues su cadena de suministro difiere de otros fabricantes y el escenario para el responsable de los iPhones es complicado.
De hecho, si se analiza en escenario actual, existe una diferencia clave entre un iPhone y un teléfono Samsung Galaxy que puede importar ahora más que nunca: uno probablemente se ensambló en China, mientras que el otro probablemente se produjo en Vietnam, India o Corea del Sur.
Samsung, a diferencia de Apple, no depende en gran medida de China para la producción de teléfonos inteligentes, pues mientas Apple ha trasladado parte de la producción a otras regiones como la India, las estimaciones de abril de la forma Wedbush Securities y citadas por CNN, indican que el 90% de la producción de iPhone todavía está en China.
Todo lo que se ha dicho hasta ahora sobre los movimientos de Apple para la fabricación de iPhones fuera de China es más lobby que algo efectivo.
Por su parte, Samsung, el mayor fabricante de teléfonos inteligentes del mundo por cuota de mercado según las estimaciones de algunos analistas, ciertamente no es inmune a los aranceles o al impacto económico que pueden traer, pero tampoco depende de un país que haya sido el mayor objetivo de la ofensiva arancelaria de Trump para producir sus teléfonos inteligentes.
La industria tecnológica se basa en la vasta cadena de suministros de componentes e instalaciones de montaje de China para producir en masa dispositivos de consumo como teléfonos inteligentes, computadoras portátiles y monitores y otras partes y piezas, donde algunos de esos dispositivos están exentos de tarifas recíprocas, pero muchos dispositivos no lo están, incluidas las consolas de videojuegos y audífonos.
Los analistas de Wedbush Securities, instan a que las negociaciones con China deben tener lugar «lo antes posible» por el bien de «los mercados, el mundo de la tecnología y la economía estadounidense».
Apple, dada su dependencia de China, podría enfrentar inevitablemente que el precio de un iPhone 16 Pro Max ensamblado en China podría llegar a US$800.- y tenga en cuenta que solo el 5 % de los iPhones se fabrican en Vietnam e India, mientras que otro 5 % se produce en otros países, según Wedbush.