Se cumplen poco más de cuatro años desde que Donald Trump comenzó a elevar el tono de su cruzada contra Huawei, de la que asegura espía para el Gobierno chino en todo el mundo a través de sus dispositivos.
Las dos líneas básicas de negocio de la compañía con sede en Shenzhen son los teléfonos móviles y las redes de telecomunicaciones. Ambas cuentan con el veto estadounidense.
Y durante el último tiempo, la actual admistración simplemente ha buscado como ampliarla y se dice que pronto abarcará su negocio de Cloud y de computadores.
Pero se ha convertido en una causa ideológica para Chin.
Las empresas del país tienen prohibido comprarle tecnología y Google no puede incluir sus aplicaciones básicas -Youtube, Drive, Maps, en los celulares de la firma.
A consecuencia, cuatro años después, es que la facturación de la corporación se ha desplomado desde US$ los 122.972 millones hasta los Us$92.379 millones es decir, ha perdido una cuarta parte de los ingresos-
EE.UU además golpeases negocios de infraestructura de redes 5G pero a la larga ha sido más cara la solución que el problema.
Ni Trump ni Biden no han conseguido su objetivo porque Huawei sigue siendo proveedor tecnológico de operadores de todo el mundo.
Es ahí donde se encuentra uno de los motivos por los que la compañía china continúa, y continuará en el corto y medio plazo, siendo una empresa de referencia.
La dictadura china, que desde hace décadas gobierna con mano de hierro el país, es una palanca para Huawei.
Como en el caso de cualquier empresa del país, el fabricante cuenta con su apoyo, pero el Gobierno de Beijing es consciente además de sus particularidades, peso internacional y sector de actividad.
Si hay una empresa a la que pondría por encima del resto, esa es Huawei.
Es clave sector capital en la guerra comercial que se vive, en la cual la tecnología tiene mucho que decir.
Por eso es un activo que nunca dejará caer.