En medio del debate sobre el uso de tecnología de reconocimiento facial en Chile, es muy útil tener en consideración un reporte de Fortune sobre los niveles de confianza que entregan este tipo de sistemas en el mundo, y donde simples máscaras y fotografías simples son suficientes para engañar a una tecnología de reconocimiento facial, destacando una deficiencia importante en lo que se considera una herramienta de seguridad más efectiva.
La prueba, realizada por la compañía de inteligencia artificial Kneron, implicó visitar lugares públicos y engañar a las terminales de reconocimiento facial para permitir el pago o el acceso, donde es común encontrar que en las tiendas de Asia, donde la tecnología de reconocimiento facial se implementa ampliamente, el equipo de Kneron utilizó máscaras tridimensionales de alta calidad para engañar a los sistemas de pago AliPay y WeChat para realizar compras.
Esos sistemas, que se parecen a los que se ven en los aeropuertos, utilizan la cara de una persona en lugar de un PIN o una huella digital para validar la identidad del usuario y dichas máscaras, en teoría, podrían permitir que los estafadores usen la cara de otra persona y una cuenta bancaria para ir de compras.
Más alarmantes fueron las pruebas implementadas en los centros de transporte, pues en la terminal de embarque automático en el aeropuerto de Schiphol, el aeropuerto más grande de los Países Bajos, el equipo de Kneron engañó al sensor con solo una foto en la pantalla de un teléfono. El equipo también dice que pudo acceder de esta manera a las estaciones de ferrocarril en China, donde los viajeros utilizan el reconocimiento facial para pagar sus tarifas y abordar los trenes.
Los experimentos de transporte plantean preocupaciones sobre el terrorismo en un momento en que las agencias de seguridad están explorando el reconocimiento facial como un medio para ahorrar dinero y mejorar la eficiencia, y en otros países para la lucha contra la delicuencia, como es el caso de Chile.
Kneron también señaló que sus experimentos no podían engañar a algunas aplicaciones de reconocimiento facial, especialmente el FaceID de los iPhones.
El experimento de la compañía llega en un momento de intenso debate sobre cómo implementar ampliamente el reconocimiento facial y todo indica, que si en el resto del mundo sigue siendo una instancia que aún puede burlarse, ya nos podríamos imaginar qué pasaría en nuestro país.